Setenta años del bikini de la vergüenza
En el remoto paraíso tropical de las Islas Marshall existe un lugar declarado desde 2010 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pero el fundamento de esta protección no estriba en sus playas de postal o en la riqueza de los fondos marinos, sino en un paisaje herido por la mano humana que debería servir de eterno recordatorio. Entre 1946 y 1958, 23 explosiones nucleares (de un total de 67 en las Islas Marshall) castigaron el atolón de Bikini, un anillo de coral con forma de escudo aplastado, integrado por una cadena de 23 islas que suman una superficie total emergida de poco más de ocho kilómetros cuadrados.