Oliver Hochadel, historiador de la ciencia
Insistir, picar piedra, destapar, explicar y contar. Para mí, el artículo de Amapola Nava, ‘Células madre, entre la estafa y la ciencia’, es un ejemplo de libro de texto de cómo escribir un buen artículo en periodismo científico.
El arco narrativo del artículo es el calvario de un hombre mayor con una enfermedad degenerativa. Clínicas privadas en México se aprovechan de su situación desesperada y le dan esperanza. Mejor dicho: se la venden. Una inyección de células madre le puede curar, prometen. Y por este tratamiento cobran, una y otra vez. Pero resulta que esta “terapia” no le ayuda para nada y su estado empeora.
A lo largo del artículo, Amapola Nava cambia la perspectiva varias veces, yendo del caso particular a una vista general, y al revés. La periodista mexicana demuestra que en su país hay toda una industria médica que ofrece tratamientos con células madre – terapias que no son aprobadas y carecen hoy en día de evidencia científica.
Picar piedra para dar con la información
El reportaje ‘Células madre, entre la estafa y la ciencia‘ se enfrenta a la actitud evasiva de las clínicas y los médicos implicados en estas terapias. Pretenden tener licencias requeridas. Pero su autora, picando piedra, a través de una solicitud de acceso a la información pública, puede comprobar que no las tienen.
Amapola se dirige también a la Cofepris (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios), la agencia estatal que emite estas licencias. Cofepris niega la existencia de tal problema en México. Como destaca Amapola, la situación legal en México es confusa e incluso contradictoria en cuanto al uso terapéutico de células madres. Así las clínicas consiguen esconderse en una zona gris.
Al mismo tiempo es cierto que este tipo de estafa con terapias no comprobadas es un problema global. En China, India y muchos otros países se ofrecen terapias de células madres. Pero Amapola avisa también que la situación de México está condicionada mucho por compartir una larga frontera con un gran país al norte. Como la FDA (Food and Drug Administration de EE.UU.) se ha puesto más estricta en el control de este tipo de terapias, ha propiciado un turismo médico hacia el sur.
Las anécdotas no son evidencia
El artículo empieza retratando a una vendedora de pastillas. La señora convence a las personas enfermas contando anécdotas que supuestamente demuestran el poder curativo de su producto. Amapola reflexiona que sí, la anécdota puede ser una herramienta poderosa para convencer a la gente.
Al mismo tiempo, la anécdota, la historia bien contada, es un ingrediente casi imprescindible en el periodismo mismo. Amapola se pregunta ¿estamos en peligro de caer en la misma trampa? Por lo mínimo hay que ser consciente del peligro, advierte. Porque se utiliza la anécdota para convencer a la gente de tus hipótesis periodísticas sin sustentar tu investigación con datos sólidos. Aportar evidencia sólida tiene que ser la manera de blindar la credibilidad de un artículo periodístico.
Es lo que cumple su artículo, que se base en una investigación amplía, con muchas lecturas y entrevistas. Varios científicos mexicanos le explican a Amapola
cuáles son los criterios para que una terapia sea aprobada. Y que en el caso de las células madres solo hay evidencia científica en el caso de la leucemia y algunas otras enfermedades de la sangre– y no para las docenas de otras enfermedades graves que se pretende curar.
¿El lector se pregunta si las clínicas engañan a sus pacientes de manera consciente? Amapola se inclina hacia un sí, pero al mismo tiempo matiza. Parece que los médicos trabajando allí malinterpretan artículos científicos. Tienen que aprender entender lo que vale como evidencia y lo que no.
Periodismo en profundidad
Es un artículo largo, con voces diferentes, combinando casos individuales con un análisis general. Pero fluye sin chollos, tiene ritmo y rumbo. Las ilustraciones e información adicional ayudan a entender al asunto de las células madre. No obstante, a Amapola le queda la duda: ¿quién va a dedicar media hora para leer tanto? Nos invita a pensar en formatos diferentes, más cortos para llegar a un público más amplio, sin perder el rigor y el espirito crítico.
Amapola escribió el artículo cuando trabajaba como reportera en la Agencia Informativa Conacyt. Como nos contó en la jornada del ‘Observatorio PerCientEx’ esta vinculación conllevaba ventajas, pero también problemas particulares. La ventaja: Amapola tenía un mes para investigar el asunto, además aprovechando de sus exploraciones anteriores al tema.
El problema: el artículo es una denuncia abierta a docenas de clínicas privadas en México. Además, deja una institución nacional, la Cofepris en un mal lugar. Amapola tenía la suerte de que su editor la apoyaba y no obstante tuvo que ceder a unas “negociaciones” con sus superiores – al final se pudo publicar el artículo, premiado en la categoría nacional del Noveno Premio de Periodismo sobre Innovación Científica y Tecnológica.