Noticias

Las raíces de la excelencia en el periodismo científico

por | Jul 27, 2021 | Sin categoria

Análisis de Maria Justa Martín Rigo, lectora voluntaria de PerCientEx

Un buen artículo periodístico tiene una finalidad muy definida: desvelar una información relevante para un público determinado. Entonces, al leerlo, se debe poder responder con facilidad a la pregunta: “¿Por qué el periodista nos cuenta esto ahora?”. Además, es muy importante que el periodista contraste y aporte múltiples puntos de vista para ganarse la confianza del lector y que éste pueda formar su propio criterio. Para ello, la intencionalidad debe ser neutra y el respeto por las reglas deontológicas debe manifestarse en todas sus formas.

Sin embargo, los ingredientes principales del buen periodismo son insuficientes por sí solos para categorizar un artículo como periodismo científico de excelencia, ya que la cocción de éstos es una parte imprescindible. Es decir, la estructura en la que se presenta el mensaje es esencial: el texto debe de ser legible, adecuado al público al cual va dirigido y los enlaces – en el caso de los formatos digitales – han de ser apropiados.

Pero aún queda un vacío. Nutrirse únicamente de adecuación y corrección es un despropósito, pues para que un artículo sea considerado periodismo científico de excelencia debe ir mucho más allá y utilizar sus recursos de la manera más original posible. 

Siendo el Homo sapiens un animal lleno de interrogantes, es natural que encontremos sosiego en publicaciones que incluyen información de alto valor o de difícil alcance. Aquellos artículos que se apoyan sistemáticamente en datos comprobables, que surgen de un trabajo de investigación exhaustivo y que presentan gran diversidad de fuentes tienen un gran valor añadido. Pero hay un riesgo: la infoxicación. Vivimos en un mundo donde impera el exceso de información, por lo que la excelencia también depende de la capacidad de priorizar los contenidos relevantes, explicitar los límites del saber actual, priorizar el rigor y evitar caer en teorías banales.

Aun así, la diversidad de opiniones y puntos de vista es una realidad: “yo soy yo y mi circunstancia”, como diría Ortega y Gasset. Entonces, los conflictos de intereses y las controversias son inevitables, pero aproximarse a la objetividad es posible, ya que se pueden presentar los distintos puntos de vista desde una perspectiva neutral, para fomentar el espíritu crítico del propio lector.

El último ingrediente, pero no por ello el menos importante, es apelar al componente humano. ¿Verdad que recordamos más aquellos artículos que nos provocan un cambio de perspectiva? ¿O cuando al comentar su contenido se produce un intenso debate? Una publicación excelente pone de manifiesto una realidad que nos afecta a todos y que conecta con la esencia misma del colectivo humano. y, por extensión, como habitante del planeta Tierra.

La ciencia es la fuente de todo lo mencionado anteriormente y el periodismo científico de calidad consigue desgranarlo y provocar una respuesta real en su público. Al fin y al cabo, el periodismo científico de excelencia no es cosa de uno, sino que se trata de una ardua tarea de colaboración entre científicos y periodistas, entre periodistas y testimonios y entre periodistas de distintos países. También son muy importantes las contribuciones de los programadores y diseñadores, puesto que permiten desentramar un lío de conceptos o convertir un texto plano en un contenido ameno y entretenido para el receptor, que es el último eslabón de esta cadena.

El producto final es, en definitiva, la combinación de muchos aspectos: una visión original y diferencial que entrelaza conceptos aparentemente inconexos a través del uso del lenguaje, las herramientas digitales más avanzadas e infografías con el único fin de conectarnos con una realidad.